martes, 28 de agosto de 2012


GRUPO 3:
LA MUJER EN LA ÉPOCA COLONIAL
La colonización separó la producción del consumo, especialmente en los centros mineros y agropecuarios desarrollados en función de la economía de exportación.  En la América colonial fue distinto el trabajo desempeñado por las mujeres de origen blanco que el realizado por las indígenas, negras, mestizas y mulatas.
Las mujeres blancas, recluidas en el hogar, educaron hijos e hijas que consolidaron el sistema de dominación colonial, aunque también sufrieron el peso del patriarcado porque carecían de derechos políticos y no tenían participación en ninguna decisión importante.
La mujer indígena debió cambiar sus costumbres para adaptarse a la nueva modalidad de vida de la época colonial: por ejemplo la implantación de costumbres europeas donde los varones establecieron la monogamia obligatoria que no era costumbre de los aborígenes. Muchas veces fue sometida sexualmente por el blanco. Cuando pudo utilizó a sus hijos mestizos para presionar al padre blanco, ya sea para no pagar tributos o lograr una mayor movilidad social.
Las mujeres negras, en su calidad de esclavas, tuvo distintos trabajos: en primer lugar, a partir de las tareas productivas en las plantaciones, pero también trabajando en las tareas domésticas, al servicio de los patrones, en las casas señoriales del campo y la ciudad, y sólo en pequeña medida y muy a regañadientes reproduciendo la fuerza de trabajo esclava, ya que muchas veces practicaban abortos para no seguir teniendo niños que serían esclavos.
En algunas colonias, las libertas llegaron a trabajar como asalariadas, pero ganando menos que los jornaleros negros, como lo muestran las Ordenanzas del Cabildo de Santo Domingo en el siglo XVIII: "el jornal de la negra ha de ser el tercio menos que el del negro".

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