GRUPO 3:
LA MUJER EN LA ÉPOCA COLONIAL
La
colonización separó la producción del consumo, especialmente en los centros
mineros y agropecuarios desarrollados en función de la economía de
exportación. En la América colonial fue
distinto el trabajo desempeñado por las mujeres de origen blanco que el
realizado por las indígenas, negras, mestizas y mulatas.
Las mujeres
blancas, recluidas en el hogar, educaron hijos e hijas que consolidaron el
sistema de dominación colonial, aunque también sufrieron el peso del patriarcado
porque carecían de derechos políticos y no tenían participación en ninguna
decisión importante.
La mujer
indígena debió cambiar sus costumbres para adaptarse a la nueva modalidad de
vida de la época colonial: por ejemplo la implantación de costumbres europeas
donde los varones establecieron la monogamia obligatoria que no era costumbre
de los aborígenes. Muchas veces fue sometida sexualmente por el blanco. Cuando
pudo utilizó a sus hijos mestizos para presionar al padre blanco, ya sea para
no pagar tributos o lograr una mayor movilidad social.
Las mujeres
negras, en su calidad de esclavas, tuvo distintos trabajos: en primer lugar, a
partir de las tareas productivas en las plantaciones, pero también trabajando
en las tareas domésticas, al servicio de los patrones, en las casas señoriales
del campo y la ciudad, y sólo en pequeña medida y muy a regañadientes
reproduciendo la fuerza de trabajo esclava, ya que muchas veces practicaban
abortos para no seguir teniendo niños que serían esclavos.
En algunas colonias,
las libertas llegaron a trabajar como asalariadas, pero ganando menos que los
jornaleros negros, como lo muestran las Ordenanzas del Cabildo de Santo Domingo
en el siglo XVIII: "el jornal de la negra ha de ser el tercio menos que el
del negro".
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