viernes, 28 de septiembre de 2012


GRUPO 2:
10.000 MUJERES VINIERON A AMERICA  - ÉPOCA DE LA CONQUISTA
Casi nadie lo sabe, pero de los cerca de cincuenta mil españoles llegados al Nuevo Mundo en el siglo XVI, más de diez mil eran mujeres que se aventuraron a cruzar el mar. En América, hicieron de todo: fundar, gobernar, guerrear, educar y sanar indígenas, regentar haciendas, mantener virreinatos, sin dejar por ello de parir, de llevar las riendas de la casa, de ser madres y esposas cristianísimas y  mensajeras de la cultura y la lengua españolas.
Sin ellas, la conquista de América también habría sido posible, pero jamás lo habría sido su colonización.
Esta historia olvidada y silenciada por el machismo español es revisitada y traída hasta nosotros en una muestra «No fueron solos. Mujeres en la conquista y colonización de América», organizada por el Museo Naval de España.
El machismo es la razón por la cual se ha excluido a la mujer en la historia de la conquista y colonización de América. La historia ha sido escrita por hombres y la figura femenina siempre ha estado ausente, porque las crónicas fueron escritas y recopiladas por hombres en una época en la que se concedía vital importancia a lo masculino. Lo natural era que la mujer fuera un ciudadano de segunda, por lo que cuando un cronista quería alabar la acción de alguna mujer escribía que actuaban varonilmente.
Las más bravas conquistadoras
MENCIA CALDERÓN: Mecía asumió el papel de Adelantada de una expedición a Brasil, una vez muerto su marido, Juan Sanabria. No contenta con ello, y tras muchas vicisitudes, al frente de otras cincuenta mujeres, atravesó 1.600 kilómetros de selva a lo largo de seis años
INÉS SUÁREZ: Inés acompañó a Pedro de Valdivia, con el que vivía  a lo largo y ancho de la conquista de Chile y en la fundación de Santiago de Nueva Extremadura, en cuya defensa se empleó como el más feroz y decidido de los capitanes. Cruzó el desierto de Atacama
ISABEL BARRETO: Fue la primera (y la única) mujer que llegó a tener el grado de almirante de la Armada. Ella misma estuvo al mando, en 1595, de una osada expedición por el Océano Pacífico en pos de las Islas Salomón. Si las cosas se ponían bravas, Isabel no dudaba en usar el machete
MARÍA DE ESTRADA: Estuvo al lado de Hernán Cortés en la Noche Triste. Y no de florero, precisamente. Armada de rodela y espada luchó como uno más, con tamaña valentía que, según las crónicas, «excedía el esfuerzo de cualquier varón». Sobrevivió a la matanza
CATALINA DE ERAUSO: se escapó del convento a los quince años disfrazada de hombre. Tras dar muchas vueltas por España, se alistó como soldado para combatir en Chile. Alcanzó el grado de alférez, y así pasó a la Historia de España como la Monja Alférez.